No podía callarme más.
Te jactas de ser guía de ciegos, luz de los que están en tinieblas, educador de ignorantes, maestro de analfabetos, y crees poseer en la ley la clave del conocimiento de la verdad. Pues bien, tú que enseñas a otros, ¿por qué no te enseñas a ti mismo? Tú que proclamas que no se debe robar, ¿por qué robas? Tú que condenas el adulterio, ¿por qué cometes adulterio? Tú que reniegas de los ídolos, ¿por qué te aprovechas saqueando sus templos? Tú que presumes de la ley, ¿por qué deshonras a Dios al no cumplirla? Romanos 2,19-23 Estos versos de San Pablo en su carta a los romanos, la dirigía el apóstol a los judíos sujetos a la Ley de moisés, pero encuentro que son perfectamente aplicables hoy en día a nuestros políticos, del gobierno, de la oposición y a los opositores a serlo. ¿A cuántos se les puede aplicar directamente esta frase: “ Tú que proclamas que no se debe robar, ¿por qué robas? ”? O esta otra: “ Tú que reniegas de los ídolos, ¿por qué te aprovechas...