Tribuna de un Quixote

Me pregunto el por qué de tanto odio hacia España y los españoles, y no consigo entenderlo por venir de quién viene. Hago memoria, veo a los protagonistas del odio siendo presentados como apoyo de los diferentes gobiernos habidos durante 40 años casi, decían que eran imprescindibles para la gobernanza de la nación española. De facto, parece que la constitución se diseñó de ese modo para darles un protagonismo a ellos. En la asonada “Tejerina”, recuerdo las palabras que al parecer dijo el entonces rey: “Tranquilo Jordi, tranquilo” Este Jordi era el máximo representante del estado en Cataluña, que le dieron el título de “muy honorable” ( que el tiempo demostró que no era eso ni mucho menos ). Era la punta de un iceberg de corrupción de enormes magnitudes. Corrupción sabida y conocida por todos, si la conocieron responsables de los diferentes gobiernos durante esos 40 años y no hicieron nada se convirtieron   de paso en colaboradores necesarios. Este hombre “ ya no ta

La política nacional me da una pereza enorme, por lo previsible, más un hartazgo de la contumacia en el error de los españoles, a los que incluyo a vascongados y catalanes; los gallegos los tengo por españolísimos, en mi justificación presento el argumento de que a todos los españoles en América nos dicen “los gallegos” aunque seamos andaluces, extremeños, o de otro sitio. La izquierda comunista ha fagocitado el republicanismo, lo que es letal ya, para la república. Se está intentando equiparar la debacle del PP y del PSOE con una debacle del sistema de organización del estado, es decir de la monarquía parlamentaria. Lo que es una falacia enorme por parte de los republicanos comunistas. Aquí no ha fallado la monarquía parlamentaria (aunque esta constitución es manifiestamente mejorable y se debe afrontar la mejora de ella, sistema de votación, representación territorial y muchas otras cosas más). Parece que un aspecto rechazado es la representación parlamentari

Escribo estas líneas a vuelapluma, al hilo de la amenaza de Junqueras de cortar la salida de las exportaciones de España por la casi única salida hoy: Cataluña. ¿De verdad piensan que se puede hacer sin respuesta contundente del estado a un sabotaje a la nación? Las fronteras se abrirán, no por la policía, se hará con el ejército obedeciendo el mandato de la constitución y con el apoyo de todo el resto del estado agredido en sus intereses nacionales. Si la determinación del estado español no fuera determinante, ¿Sería posible el proyecto del llamado “corredor del mediterráneo”? ¿Podría aguantar España el constante chantaje de un “estadillo” tapón a su conexión con Europa sin recurrir a la división acorazada? En el caso que algunos políticos lo creyeran, ya debería de crearse una salida alternativa a la via catalana, en vez de volcar ingentes cantidades de los presupuestos en ese “corredor del mediterráneo”, aunque solo sea para evitar tener que tomar medidas bélica