Cataluña, el problema.
El tiempo es un gran maestro,
siempre repito este aserto (es que lo constato siempre como verdadero).
Cataluña lleva décadas “dando
el coñazo” con modos victimista con lo mismo.
Siempre se ha resuelto (mal
resuelto) por medio de los cañones, pero algo hemos avanzado en los modos
civilizados (no menos incruentos) y todo es gracias al tiempo que vivimos (que
no todo va a ser catastrófico).
Varias cosas hemos constatado:
Que no sirven de nada las
componendas de pactos como hasta ahora, que a cambio de apoyos puntuales se
obtenían cosas (unos, estabilidad y otros, poder de gestión de dinero).
Después de visto lo visto y
comprobado la corrupción y las múltiples corruptelas que han mancillado el
territorio nacional, solo queda ponernos a la tarea de limpiar el patio patrio…
La ciudadanía (cada vez más
potente) se ha rebelado contra tanta “mierda” nacionalista y Nacional.
Exige cárcel de forma pedagógica,
visible y tangible para todos los “trileros”, y menos componendas identitaria.
Exige una reforma integral
del sistema de elección democrática que impida que minorías de manera no
equitativa chantajeen y condicionen la política nacional (que es de todos).
Exige y demanda una
transparencia en la gestión pública y un control efectivo de los gestores.
Que el comportamiento sea
coherente con la ética.
Que sea punible el incumplir
promesas electorales, siendo necesario en el caso de tener que corregir el rumbo debido a graves acontecimientos, referendo previo
democrático de los electores.
Los gestores de la deriva
secesionista de Cataluña, han gestionado un desastre de desafección nacional
con graves consecuencias para la nación que nos va a costar mucho talento,
esfuerzo y grandes dosis de generosidad el componerlo.
Creo que lo lograremos, pero
antes tendremos que pasar por un periodo de empobrecimiento real que nos “duche”
de realismo y nos vacune contra nuevos brotes de “idiocia”.
Que a la familia Pujol haya quien la considere “un símbolo catalán” lo considero un insulto
para Cataluña.
Si la justicia hace cumplir
la ley a esa “familia” no hará nada extraordinario, será la constatación y la
prueba de fuego de que la justicia es igualitaria y equitativa para todos, lo
contrario será “la prueba del algodón” de la limpieza democrática (luego no se
rasguen las vestiduras si la ciudadanía obra en consecuencia).
Toda la parrilla política
catalana (salvo honradas excepciones) tiene que sufrir la catarsis, pues es
culpable por acción o por omisión manifiesta del estropicio.
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