El "tonto del bote"
La facilidad con que nos engañan es directamente proporcional a las ganas de ver o escuchar lo que queremos ver y escuchar. No miramos el pasado, si lo hiciéramos, aprenderíamos. En mi pueblo vivía un deficiente, lo que vulgarmente se conoce por “tonto” al que llamaban “el tonto del bote” –porque portaba siempre un bote, y nadie sabía para qué era, pero eso no quería decir que fuese tonto por ello, era conocida su estulticia por sus repetidas represalias- dichas represalias eran las de hacerse un nudo en los cordones de las botas propias, para de ese modo agraviar a los que le zaherían, decía así: “ ¡Pues me hago un nudo…o me hago dos”! de ese modo creía agredir a los agresores. Esta anécdota me viene a la memoria al observar el comportamiento de los presuntos votantes en mi nación, es comparable a pegarse un tiro en el pié para impedir que el otro corra más que tú mismo, conclusión: “somos el tonto del bote” de nuestro tiempo. Otra cosa que me viene a la memoria es