Mi particular disputa con un diario nacional
Mi particular disputa con un
diario nacional que está empeñado en que me suscriba a su plataforma, está
alcanzando cotas de humor negro.
Estoy registrado en ese
diario, que no suscrito, aunque el pago de la suscripción ya es asequible para
mi modesto bolsillo.
Yo era un comprador diario de
la edición de papel, cuando caí en el desempleo, ya solo lo compraba los
domingos (era adicto a su lectura) posteriormente sacaron la plataforma
digital, me apunté en una beta de tres meses, cuando tenía que pagar 90 € no
renové por razones de ajuste económico a mi novedosa situación.
Cuando comenzaron las
ofertas, me puse en contacto con ellos, sugiriéndoles que dada mi situación
precaria de desempleo, con prestaciones económicas decrecientes, tuvieran a bien
el emular la campaña de Telefónica, la cual me bajó las cuotas de teléfono
considerablemente en consideración de mi desempleo como ayuda a la superación
(cosa que agradecí en las redes y personalmente).
Por supuesto me dieron la
callada por respuesta.
Pasaron los meses y las
ofertas de suscripción se hicieron cada vez más atractivas. Pero mi situación
económica, cada vez iba a peor.
Me tuve que conformar con la
lectura “on line” en la web.
Ahora en un intento de
obligarme a la suscripción, la página web del diario, tiene un porcentaje cada
vez más grande de entradillas cuyo artículo está oculto bajo la suscripción, el
rotulo “acceso a suscriptores” ya es un % considerable, lo que me produce un
rechazo enorme, habiéndome obligado a tomar lecturas alternativas en otros
sitios abiertos, cuando no lo leo en el mismo origen del diario, pero en Twitter.
Resultado:
Ese diario ha perdido el
poder influenciarme con sus opiniones puesto que ya le leo muy poco.
¿De verdad les compensa esa pérdida
de influencia?
La ganan sus competidores.
El debate que tienen en esos
sitios sobre que la prensa se tiene que comprar para mantener su “independencia”,
es un camelo.
La prensa tiene un “amo” que
es el que paga más, y los suscritores por unos céntimos de euro solo poseen un
porcentaje mínimo, la totalidad es del “amo”.
Entonces, ¿por qué andarse
con medias tintas y no abrir públicamente sus plataformas, para total acceso
público?
La propaganda nunca puede ser
de pago, el poder influir ya es suficiente pago.
Tuiteándo, no puedo compartir
(y por lo tanto difundir) ninguna opinión con la que esté de acuerdo que
difunda el diario, al estar bajo “acceso a suscriptores”, tengo que recurrir a
otros medios.
Téngalo claro amigos míos, ya
no me voy a suscribir ni gratis total, y posiblemente deje de estar registrado,
pues tampoco puedo votar en las encuestas que realizan.
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